¿ Será Posible ?
¿Será Posible? Qué entre todos seamos capaces de hacer
análisis o dictámenes veraces, rigurosos y compartidos que nos permitan conocer
los problemas que nos afectan cómo individuos, cómo sociedad o cómo grupo de
personas con intereses comunes, similares o contrapuestos
Problemas como la crisis política, económica
y social que viene degradando las condiciones de vida de mucha gente, la
adversa coyuntura actual y las situaciones que nos envuelven oscureciendo el
presente, o que pueden complicar aún más nuestro futuro y el de generaciones
venideras.
¿Será Posible? Qué aunque sea mínima y modestamente, nos
pongamos de acuerdo en el diagnóstico, el tratamiento básico y el trabajo que cada
cual ha de realizar para superar esos problemas?.
¿Será Posible? Qué finalmente, también entre todos, seamos
capaces de darles respuestas teniendo en cuenta los intereses generales
Como acababa mi comentario
de marzo en este espacio del CEP de Lanzarote, y por aquello de dar una
respuesta inmediata a alguna de las preguntas con las que comienzo el de este
mes de abril, afirmo que sí, aunque sea un sí condicionado.
Sí, es posible. Ya lo hemos
hecho en el pasado reciente, hace apenas treinta y pico años. y también lo
podremos hacer de cara al futuro, aunque sólo lo lograremos si, como ciudadanos
adultos, cada uno realiza su trabajo y pone de su parte el poco o mucho esfuerzo
que le pueda corresponder.
Sin inventarme absolutamente nada, pero apoyándome en personas
que desde diferentes posiciones políticas e ideológicas, o distintos ámbitos sociales,
culturales y científicos han reflexionado sobre estos temas me atrevo, a mi
manera, a expresar y a reordenar algunas ideas.
A los miembros de cualquier comunidad les interesa analizar
su posición y comprender por qué se encuentran en una situación concreta y no en
otra, o porque ésta mejora o empeora. Todos debemos entender el sistema y si
las decisiones que en él se toman pretenden defender el interés general y
beneficiar a la mayoría, o se hace lo contrario.
Dado que en cualquier institución u organización pueden
existir mecanismos defectuosos, insuficiencias o circunstancias que la dañen y
le impidan alcanzar sus objetivos, cada individuo vinculado a la misma debe
esforzarse en conocerla y estar al tanto de su funcionamiento y recorrido, y de
si se reparten equitativamente entre sus miembros los frutos que dice pretender.
Por muy acomodaticios que seamos, y en la medida en que podamos, debemos
comprometernos con la gestión de las cuestiones comunes que nos afectan.
Los ciudadanos deben hacer política, para que no la
hagan por ellos, o en su contra, pues siempre habrá alguien haciéndola. La
ciudadanía debe implicarse teniendo fe en sus propias capacidades y en el ser
humano. Hemos de hacernos cargo de nuestra vida colectiva e individual en
primera persona del singular y del plural, siendo conscientes de que:
- Tan perverso es el fatalismo de que nada podrá arreglarse, como el optimismo de que las cosas buenas que parecen sólidas, vayan a durar indefinidamente. Nada es para siempre como estamos comprobando en estos momentos por la volatilidad de las cosas y la incertidumbre actual. Nada de lo que creíamos seguro está a salvo, y nada que valga la pena puede descuidarse.
- Para transformar cualquier realidad que no nos guste y que afecte a un conjunto de personas, el primer paso que hay que dar es el de intentar alcanzar acuerdos mínimos y operativos sobre esa realidad, para posteriormente implicarnos en su mejora.
- Los acuerdos no se alcanzan echando leña al fuego o culpando al otro, ni resaltando sólo las diferencias, o instalándonos en intransigencias totalmente ajenas a la necesaria deliberación democrática.
- En tanto la democracia tiene que enseñarse con paciencia y dedicación, y se aprende en la práctica cotidiana, es necesario hacer pedagogía democrática y como todo aprendizaje ésta requiere de esfuerzos.
- La democracia ha de funcionar a partir de acuerdos básicos sobre la realidad que afecta a sus ciudadanos, apoyando esos acuerdos en la libertad de las ideas y los mecanismos necesarios para comprobar las distintas hipótesis o los resultados de cualquier medida que se adopte, además de con sujeción a controles simultáneos de legalidad y de crítica.
- Las administraciones han de funcionar en debate abierto con su ciudadanía, porque en una democracia los intereses legítimos además de muy diversos pueden ser contrapuestos. A la hora de optar entre distintas alternativas, conviene examinar los pros y los contras con el máximo grado de certeza y justicia posible, sabiendo a qué se renuncia cuando se toman decisiones que, en algunos casos, pueden ser irreversibles.
- Hace falta transparencia en los procedimientos, información veraz, debate riguroso y abierto; hace falta capacidad de acuerdo entre grupos e intereses diversos, no sólo para llegar a construir algo, sino para que lo que se realiza tenga posibilidades de durar. Si no es así la responsabilidad no es exclusiva de los políticos, también es responsabilidad de la indiferencia, la resignación o el abandono de amplios sectores de la ciudadanía.
Cada palo ha de aguantar su vela!!!!
Orlando Suárez Curbelo
SOSPECHOSOS HABITUALES
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