Lectores de paisajes - José Juan Romero

 Lectores de paisajes por José Juan Romero

¿Y si provocamos que nuestro alumnado conozcan su entorno, como nunca antes lo había hecho, justo en el curso en que otro gobierno del Estado se atreve a introducir sin consenso una nueva ley educativa y elimina el área de Conocimiento del Medio? ¿Y si asumimos con plenitud, en la práctica, que educamos en un territorio declarado íntegramente Reserva de la Biosfera por la Unesco? ¿Y si planteamos en la escuela un proyecto en el que el alumnado aprenda y desarrolle unos productos que beneficien a toda la comunidad, al pueblo? ¿Y si contagiamos en las aulas la curiosidad por saber el nombre y la historia de los distintos elementos que conforman los paisajes que nos rodean y cambiamos nuestra mirada y la de los chinijos hacia unos terrenos que hasta ahora se nos habían presentado como un libro cerrado e, incluso, sin título?

Estas fueron algunas preguntas que nos surgieron a finales del curso pasado a un grupo de docentes del CEIP César Manrique Cabrera, Mercedes Santoveña, Manolo Marrero y quien firma este texto, en los primeros encuentros que mantuvimos tras saber que en este curso 2014-2015 coincidiríamos por primera vez trabajando en el mismo nivel, quinto de primaria, momentos en los que les comuniqué la base del proyecto que más me apetecía impulsar tras la experiencia vivida en el curso 2013-2014. Y es que ese año académico estuvo marcado por diversas salidas al entorno: al mercado agrícola de Tahiche, a Arrecife, al Aula de la Naturaleza de Máguez, a Teguise, a Haría… Nada como el entusiasmo por nuevos planteamientos educativos de mis nuevos compañeros pudo hacer que el proyecto “Senderismo en Tahiche. Camina y aprende” echara a andar tan pronto y de forma tan estructurada al inicio de este curso. 

Esta idea surgió igual que tantas otras que florecen del encuentro con profesionales apasionados de este oficio. Tras el conocimiento de una determinada experiencia educativa, y después  del trance de la emoción y de la admiración por las propuestas de ese profesorado creativo, es el momento de la reflexión y del estudio para alumbrar una propuesta específica para el centro de cada uno, indagando en el campo creativo presentado o en sus proximidades. En nuestro caso, pensando en un colegio privilegiado por su proximidad a la naturaleza y por las amplias vistas que ofrece de una parte importante de la isla. En cuanto a esas influencias he de nombrar las experiencias vividas por mi grupo clase en el curso pasado en actividades conjuntas que se realizaron en distintas fechas con los grupos de la profesora Laura Marina González, del IES Haría, y con el de Daniel Sepúlveda, del Ceip Costa Teguise. 

En el primer caso participamos en la actividad del IES Haría “Desafío 200”, conviviendo mi clase de 4º de primaria con una de 4º de la ESO y realizando uno de los senderos que el alumnado de este centro desarrolla en sus recreos para completar al término del curso la cantidad de 200 kilómetros recorridos a pie, prueba práctica del compromiso con la vida sana de esa comunidad educativa. En el segundo caso, el alumnado de mi tutoría fue guiado por el casco histórico de La Villa de Teguise por el alumnado de una clase del mismo nivel en un paseo muy instructivo. Estas experiencias nos animaron a finales del curso pasado a planificar un sendero en los alrededores del colegio, para lo que recurrimos a un abuelo del colegio, entusiasta de las caminatas y muy conocedor del entorno local, don Florencio Duque, que nos sugirió descubrir paisajes secretos en el río de lava de Timanfaya que discurrió por delante de Tahiche hace 300 años.

En esa jornada de junio nos volvieron acompañar los alumnos de 4º de la ESO de Haría por lo grato que había resultado la convivencia de la primera vez. A pocos metros del colegio, nos vimos sorprendidos por lugares inéditos para todos, el jable y el volcán juntos, cultivos escondidos, perspectivas nunca vistas del pueblo y obras históricas totalmente desconocidas, como la tubería que en los años 50 intentó llevar el agua de las galerías de Famara a Arrecife. Mientras don Florencio nos ilustraba con todos sus conocimientos con la historia de cada rincón, la toponimia, etc., identificábamos interiormente una sensación de perplejidad por ignorar algo tan cercano y de alegría porque la experiencia inspiraba algún proyecto que estuviese dirigido a desarrollar un conocimiento del medio real. 

La idea fue creciendo y expandiéndose en verano y se vio potenciada por la presentación en agosto del libro “Lanzarote. Guía de senderismo”, de Ignacio Romero, publicado por Ediciones Remotas. El espectacular lleno que registró el Teatro de San Bartolomé en aquella tarde noche veraniega habló por sí solo de la fuerza social que ha adquirido en Lanzarote el senderismo y el interés por conocer mejor la isla. Esta evidencia reforzó en septiembre el impulso que le debíamos dar al proyecto escolar “Senderismo en Tahiche. Camina y aprende” y se comenzó a dibujar cinco rutas con inicio y finalización en la puerta del colegio y con rumbo a distintas direcciones que “peinan” la mayor parte de los elementos de interés que rodean al pueblo. 

De este modo, la Ruta 1 Tahiche-Zonzamas propone un acercamiento al principal yacimiento arqueológico de la isla, así como al impresionante río de lava que testimonia las erupciones de Timanfaya en las cercanías de Tahiche. La Ruta 2 Volcán de Tahiche plantea subir a la montaña del pueblo y desde este mirador espectacular comprender mejor la isla. En la Ruta 3 Tahiche-Teseguite se invita a conocer el camino real que unía Haría con Arrecife hace varios siglos, descubriendo restos de su pavimento de piedras. En la Ruta 4 César Manrique nos proponemos ver de cerca la obra del gran artista en el pueblo. Y en la Ruta 5 Tahiche-Costa Teguise nos llegaremos hasta el litoral este del municipio para entender mejor el pasado y el presente del litoral. 

El desarrollo de esta Red se completará a final de curso y se intención de sus promotores dejar testimonio de todo el trabajo en paneles informativos en la plaza de acceso al colegio para que cualquier grupo de vecinos o visitantes pueda seguir nuestros pasos y cuente con la información necesaria. En el primer trimestre nos hemos propuesto desarrollar las dos primeras rutas. Hasta ahora la experiencia ha despertado mucha ilusión entre el alumnado, el profesorado implicado, (al que también se ha sumado otro profesor del centro, Toño Acuña) y la mayoría de los padres y madres. 

Los docentes, acompañados de don Florencio, que para nosotros representa el alma de este proyecto, porque lo vemos como un símbolo de la transferencia de conocimientos sobre el medio, hemos caminado esas rutas antes de hacerlo con el alumnado y hemos invitado a especialistas para documentar aún más esos recorridos. En la primera ocasión, rumbo a Zonzamas, nos acompañó el estudioso de la historia local Julián Rodríguez, perteneciente a diversas asociaciones culturales y grupos de caminantes estudiosos de la naturaleza y la historia de Lanzarote. En las siguientes ocasiones nos ha asesorado José Farray. Siguiendo las lecciones de estos expertos sobre el terreno y las lecturas que nos han recomendado, hemos adaptado textos que se han trabajado en el aula y que incrementan la motivación por las salidas al entorno, como la publicación “Historia del pueblo de Tahiche”, de Francisco Hernández Delgado. 

Pero el libro más interesante que docentes y alumnado hemos abierto en este tiempo ha sido el propio paisaje, que hasta ahora había permanecido ante nosotros cerrado y sin título, y que ahora estamos leyendo. 

Por José Juan Romero

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